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IMÁGENES PAGANAS
El rock argentino ha sentido siempre un amor por el cine que nunca fue bien correspondido: mientras que las canciones inspiradas en el mundo de la pantalla grande se pueden contar por decenas, las películas cuyo tema es el rock de este lado del mundo son pocas y de escasa relevancia cinematográfica. La que sigue es una revisión de las mismas. Un, dos, tres, cua...
Soy un tonto
en seguirte
Como un perro andaluz
Pero mi amor se acabará
Alguno de estos días
Alguna de estas noches
Perro andaluz, Charly García
QUÉ SE PUEDE HACER SALVO VER PELÍCULAS
Antes que nada, aclaremos lo que el amigo lector no encontrará en esta reseña:
1) Películas donde bandas o solistas interpretan alguna canción, sin que este hecho tenga mayor relevancia a los fines del relato (por ejemplo, Los Violadores en "Sobredosis", Los Pericos en "El profesor punk", Fito Páez en "Sur").
2) Películas que apenas aspiran a ser un vehículo promocional de una carrera solista, al estilo de las de Elvis Presley en EE.UU. o Sandro y Palito Ortega en Argentina, y que rezuman tanto espíritu rockero como un té canasta (por ejemplo, "El extraño de pelo largo", con una pareja protagónica inverosímil: ¡Litto Nebbia y Liliana Caldini!).
3) Películas no relacionadas con el rock donde participan rockeros (Charly García en "Lo que vendrá", Vicentico en "Los guantes mágicos"; Fito Páez en los dos filmes que dirigió: "Vidas privadas" y la reciente "¿Dónde está mi portaligas?").
4) Películas donde meramente un rockero es autor de la música o al menos de la canción principal (Charly García en "Pubis angelical", Andrés Calamaro en "Caballos salvajes", Luis Alberto Spinetta en "Fuego gris", Pedro Aznar en "Hombre mirando al sudeste").
Los resultados del comercio entre el rock y el cine en Argentina pueden dividirse en dos grupos: las trasposiciones fílmicas de espectáculos en vivo, con apenas agregado de notas o escenas de estudio ("Hasta que se ponga el sol", "Adiós Sui Generis", "Insoportablemente vivo") y las recreaciones de la vida de músicos reconocidos ("Tango feroz", "Luca vive"). Digo recreaciones porque, como veremos luego, ninguna de esas dos películas tiene un carácter biográfico demasiado fiel.
Estos dos grupos se corresponden con una clasificación similar que puede hacerse al respecto del rock anglosajón: en un caso "Woodstock", "The song remains the same" o incluso "Let it be"; en el otro, "The Doors", "Sid & Nancy" o "Velvet Goldmine". Empero, en el Norte hay unos cuantos ejemplos de una tercera posible variante de la que no hay contrapartida argentina alguna: hablo del filme que se impregna de las obsesiones, las estéticas y los climas del rock y los recrea en lenguaje cinematográfico. Este modelo ha dado filmes notables como "Phantom of the Paradise", "24 Hour Party People", la paródica y memorable "This is Spinal Tap" o tres versiones fílmicas de otros tantos discos conceptuales: "The Wall" (sobre el disco homónimo de Pink Floyd) y las óperas rock "Tommy" y "Quadrophenia", ambas sobre trabajos de The Who.
Un somero análisis de las películas abajo enumeradas arroja una conclusión que creo incontestable: e1 cine argentino tiene una deuda que pagar. Que no se lea en esto un mero lamento, sino como una expresión del anhelo de que alguien recoja el guante. ¿Cómo puede ser que un país que vio nacer y crecer a artistas como Charly García, Luis Alberto Spinetta, Los Redonditos de Ricota, Sumo, Soda Stereo o Andrés Calamaro no sea capaz de una relectura cinematográfica de semejantes universos artísticos? El desafío de ser una estrella de rock en la convulsionada Argentina del último tercio del siglo XX ¿no es un tema interesante para una película? ¿No sobran anécdotas que se podrían reelaborar en clave ficcional? ¿No hay personajes de tal riqueza que puedan ser además alegorías del duro oficio de ser joven en un país sudamericano?
¿Cuánto tiempo más llevará?
HASTA QUE SE PONGA EL SOL
(Aníbal Uset, 1973) De 1970 a 1972 se celebraron tres festivales llamados Buenos Aires Rock (más uno en 1982). Esta película retrata el tercero de ellos, que se desarrollara entre mayo y agosto de 1972 en el Teatro Atlantic, más un recital al aire libre en noviembre de ese año, en el predio del club Argentinos Juniors. En "Hasta que..." aparecen, por orden alfabético, Arco Iris, Billy Bond y La Pesada del Rock & Roll, Color Humano, Claudio Gabis, Gabriela, León Gieco, Litto Nebbia con Domingo Cura, Orion´s Beethoven y cuatro grupos cuyas actuaciones fueron filmadas aparte: Pappo´s Blues (en el Teatro Olimpia), Pescado Rabioso, Sui Generis (que curiosamente fue incluido por presión del presidente de su sello, el editor Jorge Álvarez, a su vez coautor del libro de la película) y Vox Dei (cuya interpretación de "Guerras", de la obra conceptual "La Biblia", fue rodada en la Iglesia Metodista de Avenida Corrientes al 600).
Este "Woodstock" del Tercer Mundo fue dirigido por Aníbal Uset, quien oportunamente había vivido en la vibrante Londres de 1965-66 y filmado a The Animals, Herman's Hermits y Peter & Gordon, entre otros. (Esas imágenes luego serían utilizadas en "El Rey en Londres", protagonizada por Palito Ortega y Graciela Borges).
Uset estuvo muy limitado por la ausencia de medios: tuvo que rodar la película con equipos obsoletos o prestados, y eso se nota. El carácter de mero testimonio de cómo era el rock argentino en esos años sólo es trascendido en un par de momentos que se deben a la inspiración de los músicos participantes. Uno es la sarcástica y fellinesca secuencia en la que los integrantes de La Pesada se burlan de los tés de la alta burguesía, para luego bañarse rodeados de un harén que les sirve uvas en la boca. Y por si fuera poco, interpretan una demoledora versión de "Tontos", con un descomunal desempeño del ex Manal Claudio Gabis en guitarra.
El otro se debe a Pescado Rabioso, y comienza con un sketch ideado por dos de sus integrantes, Luis Alberto Spinetta y David Lebón, que relee en clave surrealista la violencia desatada de aquellos días y que se puede ver aquí. El resto se conforma con imágenes en vivo en el Teatro Olimpia de dos temas de su primer simple, los hoy clásicos "Post-Crucifixión" y "Despiértate nena", separados por una escena de los cuatro Pescado en un parque, mientras suena el tema "Corto". Spinetta entra al escenario con una sirena policial pegada a la espalda; Lebón, vestido de mujer...
ADIÓS SUI GENERIS
(Bebe Kamín, 1976) Sui Generis fue el primer grupo del rock argentino que fue verdaderamente masivo. Por si hiciera falta una prueba, su recital de despedida en el estadio Luna Park, el 5 de setiembre de 1975, reunió a 25 mil personas entre sus dos funciones, algo nunca visto hasta entonces. En esos recitales se rodó una película, que fue estrenada un año después: la exhibición del filme de un grupo idolatrado por los adolescentes de entonces fue... prohibida para menores de 18 años. Gentileza de la censura presidida por el siniestro e inolvidable Néstor Paulino Tato, de quien Sui Generis se había burlado en su tema "Las increíbles aventuras del Señor Tijeras".
Otra vez la película en sí no es especialmente memorable: a quienes no les guste Sui Generis, difícilmente les atraiga. "Adiós Sui Generis", además de las tomas en vivo, incluye algunas escenas especiales, como es el caso para "Música de fondo para cualquier fiesta animada" o "Nena", en donde participan las vedettes Mimí y Norma Pons.
Para el espectador de comienzos del siglo XXI, no deja de llamar la atención que, en su momento, el tecladista y compositor del grupo, Charly García, que salió a escena vestido de smoking blanco, galera y zapatillas, haya sido tildado de payaso ("cirquero" es el término exacto) por emplear semejante atuendo. Esta intolerancia hacia lo que se aleje de un canon rockero muy poco glamoroso se haría más patente aún en "Prima Rock".
Siempre me pregunté, al ver escenas del público, cuántos de aquellos jóvenes integrarán la terrible lista de los desaparecidos que nos legó una dictadura que, cuando se filmó la película, estaba a apenas seis meses en el futuro. Buscando material para esta nota me enteré que una de las cuatro cámaras con que se grabó "Adiós Sui Generis" era manejada por el respetado cineasta y documentalista Raymundo Gleizer, fundador del Cine de Base. Gleizer desaparecería en mayo de 1976, sin llegar a ver el resultado de su trabajo.
PRIMA ROCK
(Osvaldo Andéchaga, 1982) La película, filmada durante un recital organizado por Alejandro Pont Lezica en las piletas de Ezeiza el 20 y 21 de setiembre de 1981, fue estrenada más de un año más tarde, aprovechando que, tras la Guerra de las Malvinas y su ridícula prohibición de emitir música cantada en inglés, el rock argentino había pasado de música de gueto a negocio redondo. Aparecen Spinetta Jade, Nito Mestre, Litto Nebbia, los Dulces 16, Miguel Cantilo y Jorge Durietz (que por la censura imperante no podían usar el nombre de Pedro y Pablo) y dos grupos que la pasaron bastante mal frente a un público por demás intolerante, por el terrible pecado de ser bandas New Wave: Punch (del mismo Cantilo) y Virus, estos últimos, pocos días antes de entrar a grabar su primer disco: "Wadu Wadu". Un testimonio de época y poco más.
B. A. ROCK
(Héctor Olivera, 1983) Con el derrumbe de la dictadura posterior a la aventura malvinense, al rock se le abrieron las puertas de los medios, antes cerradas de par en par. Olivera (que poco y nada conocía del rock argentino) filmó el cuarto festival Buenos Aires Rock con el mismo objetivo con el que su productora Aries rodaba las películas de Porcel y Olmedo: recaudar lo suficiente como para financiar proyectos como "Plata dulce" o "El arreglo". "B. A. Rock" es poco más que una sucesión de números vivos filmados sin mucho vuelo, y como es el caso de "Hasta que se ponga el sol", sólo la salvan algunos fragmentos: el legendario himno "Rutas argentinas" interpretado por un supergrupo formado para la ocasión (Spinetta, David Lebón y Héctor Starc en guitarras, Rinaldo Rafanelli en bajo y Oscar Moro en batería); un solo de guitarra de Pappo que quita el aliento en "Pantalla del mundo nuevo" de Riff y alguna que otra cosita (tal vez el final con "Sólo le pido a Dios" interpretada, cual Crosby, Stills, Nash & Young argentos, por León Gieco, Miguel Cantilo, Raúl Porchetto y Piero - !). También aparecen, entre otros, Spinetta Jade, La Torre, Rubén Rada, Los Abuelos de la Nada, Litto Nebbia, Alejandro Lerner, V8, Orions, Don Chicho, Napoleón, Carnera y San Martín.
TANGO FEROZ
(Marcelo Piñeyro, 1993) Este filme (éxito de taquillas) cuenta con guión del propio Piñeyro y Aída Bortnik, basado en el libro de Víctor Pintos "Tanguito. La verdadera historia" (Editorial Planeta, 1993). La idea original era retratar la vida de Tanguito (José Alberto Iglesias), un personaje de relativa importancia en los tiempos del nacimiento del rock en estas tierras, coautor (con Litto Nebbia) de la primera canción de éxito del género, la archiconocida "La balsa", y muerto en 1972 tras un largo vía crucis personal. La negativa de Nebbia a colaborar con el filme y a ceder los derechos de "La balsa" (disgustado con el enfoque del primer guión) llevó a Piñeyro a modificar la idea inicial: el resultado es una versión libre y bastante edulcorada, a menudo peligrosamente cerca de la estudiantina, en la que el protagonista, un rockero llamado Cruz (Fernán Mirás) degenera de muchacho querible, sensible y altamente vulnerable (como era Tanguito) en una especie de Sartre o Che Guevara con guitarra eléctrica. Los fervores ditirámbicos del sitio Rebelión.com dan una idea del grado de la transformación: Cruz es ahora "un cantante rebelde y libertario, precursor del Rock latino en los años '60 y '70 que nunca se vendió al sistema capitalista".
Los cambios no terminan allí, porque la banda de Cruz interpreta canciones que nada tienen que ver con Tanguito, aunque en el marco del guión no carecen de sentido ("Me gusta ese tajo" de Pescado Rabioso, o "Presente" de Vox Dei).
La música (como en casi todas estas películas) a menudo se sobrepone a la laxitud de las escenas: el mérito es de la selección de Víctor Pintos y la sensibilidad de Osvaldo Montes y David Lebón.
PEPERINA
(Raúl de la Torre, 1995) Hablamos ya varias veces de Charly García y David Lebón, y lo haremos una vez más, porque en este caso se trata de una película basada en la música de un supergupo que ambos integraron, Serú Girán. De hecho, ya en la época de su disco "Peperina" (1981) había un guión preparado, escrito entre Alejandra Mentasti y el propio García (1), aunque la situación económica y política de la época había hecho imposible que pudiera ser filmado, y además la banda se separó al año siguiente. Cuando los cuatro Serú se juntaron en 1992, desde el principio se dijo que la reunión comprendería un disco en estudio, un disco en vivo... y una película. Antes de perder todo interés (seguramente a causa de lo artísticamente decepcionante que fue el regreso del grupo, más allá del éxito masivo) García había esbozado algunas ideas y había manifestado su interés en actuar. El primer guión fue obra de Beda Docampo Feijoó, y desarrollaba la historia de la canción homónima. Pero la antedicha pérdida de interés de Charly y la intervención del guionista de telenovelas Enrique Torres terminaron en el engendro que conocemos, y que desatara una divertida competencia entre los críticos de cine por la reseña más lapidaria, la que probablemente fuera ganada por ésta de Marcelo Panozzo en El Amante.
HISTORIAS DE ARGENTINA EN VIVO
(Varios directores, 2001). Bajo el auspicio del Secretario de Cultura de la Nación de ese entonces, Darío Lopérfido, se organizó un ciclo de trece recitales durante el verano de 2001, llamado "Argentina Vivo". Cada recital tuvo lugar en una localidad diferente, estuvo a cargo de una banda diferente y originó un cortometraje a cargo de un director diferente. No es un prejuicio presuponer lo dispar de los resultados.
Entre los que se destacan está el de Bruno Stagnaro ("Pizza, birra, faso") que presenta a una chica deseosa de llegar a San Juan para seducir al cantante de Los Pericos... o matarlo si no lo consigue. Marcelo Piñeyro ("Tango feroz") describe la relación entre dos hermanos distanciados que se envían casetes para comunicarse, y en uno de ellos va una grabación de un tema de León Gieco efectuada en Eldorado, Misiones ("La cultura es la sonrisa"). El de Fernando Spiner ("La sonámbula") presenta a una vaquita de madera exiliada en París que gana, en un programa de TV que cumple sueños y que es conducido por una Barbie, un viaje a Río Gallegos para ver a Los Ratones Paranoicos. También participan Adrián Caetano (con un homenaje futurista a Los Caballeros de la Quema en Corrientes), Andrés Di Tella (Divididos en Ushuaia), Gregorio Cramer (Memphis La Blusera en Santa Fe), Jorge Polaco (Julio Bocca en Santiago del Estero), Miguel Pereira (Mercedes Sosa en Santa Catalina, Jujuy), Gustavo Postiglione (Fito Páez en Neuquén), Albertina Carri (Festival Alternativo en Capital), Flavio Nardini y Cristian Bernard (La Mona Jiménez en Bahía Blanca), el propio Vicentico (Los Fabulosos Cadillacs en Córdoba) y Eduardo Capilla (Gustavo Cerati en Mendoza).
INSOPORTABLEMENTE VIVO
(Diego "Cholo" Stokelj y Martín López, 2001). La "The song remains the same" del subdesarrollo (¡si hasta tiene un solo de batería incluido!) es básicamente el registro de un show de La Renga en el estadio de Huracán, más algunas viejas imágenes que incluyen una entrevista que los directores hicieran al trío en 1994, mientras eran estudiantes, en la que los músicos confesaban haber llegado más lejos de lo que nunca habían soñado...
"Insoportablemente vivo" está bien filmada y tiene el mejor sonido que una película sobre recitales en vivo en Argentina haya tenido jamás y, aún con sus limitaciones, es tal vez la más redonda de todas. Arranca con un prólogo con edificios que se derrumban y ríos de lava, del que emerge la banda tocando su "Panic show". Hay un espacio para los asistentes de La Renga (todos unos personajes) y una muy buena secuencia para el tema "Paja brava", con su lisérgico batibarullo de hongos y fogatas aborígenes. El final es con Pappo de invitado y la versión en español del himno "Hey hey my my", de Neil Young.
LUCA VIVE
(Jorge Coscia, 2002). Este es un filme sobre la vida del líder de Sumo, Luca Prodan, un inclasificable italiano educado en Escocia y residente en Argentina desde comienzos de los '80 hasta su muerte en 1987. Está basado en una biografía de Carlos Polimeni, que a su vez fue adaptada al teatro por el propio Polimeni y el actor Daniel Ritto, quien la protagonizó durante unos cuantos años, hasta que Coscia les propuso hacer una versión para cine. El guión del filme está firmado los tres.
Limitado por el presupuesto y por la imposibilidad de utilizar las canciones de Sumo (algo que de todos modos Coscia no lamentó) "Luca vive" es más bien una recreación de la vida íntima de Luca Prodan, de sus luchas contra el alcohol y la heroína y de sus aventuras femeninas. Su rol de líder de una de las bandas más interesantes de la historia del rock argentino no es el centro de la obra; podemos decir que la película no intenta explicar el mito, sino que lo da por sobreentendido.
Las limitaciones expuestas llevaron a Coscia a buscar, más que el retrato de un personaje, el de un cierto y elusivo espíritu rockero, y en particular la estética de la sordidez de su veta punk que Luca encarnaría, algo que está bien logrado, incluso en el carácter algo caótico de la estructura del relato. Los abundantes anacronismos, si no disculpables, son al menos entendibles desde ese punto de vista, y para un espectador de menos de 20 años son totamente irrelevantes. Más ruido hace algún ajuste de cuentas, como éste que Polimeni pone en boca de Ritto / Prodan: "[Roberto] Pettinato es un boludo. Ese tipo va a terminar trabajando en televisión con Gerardo Sofovich".
Coscia hace empleo de variedad de recursos para los pasajes oníricos al estilo "The Wall": imágenes en color y blanco y negro, efectos especiales, animación. Sorprende también la recreación de algunos momentos de la vida de Prodan con algunos personajes del mundillo del rock haciendo de sí mismos, dos décadas después: el abogado Joe Stefanolo, el periodista Tom Lupo, el simpático Manolo (dueño de un bar en el que Luca pasaba mucho tiempo) y Omar Chabán, quien antes del fatídico 30 de diciembre de 2004 era medianamente conocido como dueño del Café Einstein, mítico reducto de la vanguardia porteña durante los '80.
Todas las circunstancias expuestas apuntan a destacar las buenas intenciones de Coscia y su inteligente uso de los escasos medios con los que contó, pero no alcanzan a absolver a la película de un defecto letal: la incapacidad del guión, en muchos momentos, de transmitir adecuadamente la intensa vitalidad y lucidez de Luca. Apenas hay indicios, en "Luca vive", de precisamente eso: por qué Luca Prodan vive hoy en la admiración de jóvenes que no habían nacido cuando él ya no estaba entre nosotros. Y ése no es un detalle menor.
QUE SEA ROCK
(Sebastián Schindel, 2006) Olivera quiso cerrar el círculo que se inició con "Hasta que..." y continuó con "B. A. Rock", y produjo este filme que se asume expresamente como tercer capítulo de un continuo audiovisual (por ejemplo, cuando León Gieco versiona su "Hombres de hierro" a dúo con la imagen y sonido de su interpretación del mismo tema que apareciera en el filme de Uset). Sin embargo, el recorrido histórico es seguramente lo más cuestionable de toda la película, por absurdamente incompleto. El malvado que hay en mí conjetura si no habrá sido en realidad una estrategia para no subrayar excesivamente, por comparación, el presente no demasiado brillante del rock de este lado del mundo...
Salta a la vista también la falta de concepto unificador, porque el registro cambia de escena en escena. Fue rodada en los festivales Siempre Rock de Cosquín, Pepsi Music de Obras y en distintas locaciones de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Rosario y Montevideo (¡Uruguay es una provincia argentina!) con algunos interiores en los estudios de la productora Aries. Además de números en vivo, se puede ver también a Andrés Ciro y Micki Rodríguez de regreso a la librería en donde trabajaban cuando Los Piojos eran un proyecto; un día de Pity Alvarez (Intoxicados), que sigue viviendo en los subproletarios edificios del Barrio Piedrabuena de Villa Lugano; el encuentro de Ciro Pertusi (Attaque 77) con los obreros de la fábrica Zanón, y a Charly García en plena etapa de grabación de su próximo disco. También están Babasónicos, Almafuerte, Árbol, Fito Páez, Bersuit Vergarabat y Catupecu Machu, además de los orientales de La Vela Puerca.
Si hay un acontecimiento importante en el devenir del rock argentino en lo que va de la década, es la desgraciada noche del 30 de diciembre de 2004, cuando, en ocasión de un recital del grupo Callejeros, ardió el local República Cromañón, causando la muerte de casi 200 personas. Los responsables de "Que sea rock" reconocieron que la falta de toda referencia en el filme es deliberada, lo que plantea una objeción a la calidad del retrato del estado de cosas bastante más considerable que, digamos, la ausencia de Divididos o Skay Beilinson.
Así estamos. A la luz de lo expuesto en el párrafo anterior y corrigiendo lo expresado unas líneas más arriba, tal vez la palabra no sólo la tiene el cine: el rock también tiene su desafío.
Que es darle una vuelta de tuerca a una película que ya lleva casi cuarenta años y que ya hace unas cuantas escenas que parece que se viene poniendo demasiado previsible.
NOTAS
(1) "Piel de músico y venganza de indio", reportaje de Eduardo Berti a Charly García, Página/12, ¿28? de julio de 1991.
He aquí un vínculo a una muy buena reseña de las aventuras cinematográficas en el universo de la música argentina, y no sólo en el del rock: esta nota de Sólo Cortos.
El sitio YouTube alberga unas cuantas imágenes de las películas aquí mencionadas, accesibles simplemente con usar su buscador.