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LLEGANDO LOS MONOS

Con ustedes, una nota alejada de toda impostación de objetividad y escrita desde la más pura discrecionalidad. En un eco de los innumerables y divertidos ránkings que apasionaban a los empleados de la querible disquería de la película “Alta fidelidad”, elegí las diez mejores canciones de presentación de una banda o solista nuevos en la historia del rock argentino. Esto es, y según el caso, el primer simple de difusión, o el primer tema del disco debut de un artista. Por orden cronológico, un, dos, tres, cuá… 

 

Los diez temas fueron elegidos por mi personal evaluación de su impacto en el pequeño mundo del rock argentino en el momento de su aparición, su calidad y su representatividad del estilo del artista, pero, básicamente… porque me gustan mucho. Dicho esto, pasemos a ciertas aclaraciones de rigor porque, ya se sabe, las listas se hacen ¡para acordarnos de lo que dejan afuera!

 

Por citar algunos ejemplos de canciones de artistas cruciales que no entraron en este curioso Top Ten, “Qué pena me das” (cara A del primer simple de Manal) no aparece porque creo que no figura en la lista de los mejores diez temas de Manal, “Rosemary” es un lindo tema pop de Nebbia y… nada menos, pero nada más, y “Castillo de piedra” no es el tema más representativo de la carrera de Spinetta, tanto que su autor es Pappo… Cierto que la trascendencia histórica de “La balsa” es imposible de obviar, pero los temas elegidos me gustan más que ese clásico, que por cierto me parece un tanto gastado. Y creo que hasta el fanático más desatado de Andrés Calamaro me perdonará que no elija “Fabio Zerpa tiene razón”…

 

Tampoco es una lista que haga foco en la carrera de un artista sino, repito, en la primera impresión: de otro modo, la omisión de Almendra, Fito Páez o Soda Stereo sería imperdonable.

 

Cada título de tema contiene un vínculo al correspondiente tema en YouTube. ¡Y basta ya de cubrirse por anticipado de reclamos de lectores disconformes! Vamos a la lista de una vez. Por orden cronológico:

 

“Salgan al sol”, Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll, 1971

 

Mitad grito de hartazgo y mitad exhortación vital, “Salgan al sol” expresa una de las vertientes líricas del primer rock argentino en general y de Javier Martínez en particular: la impugnación del estilo de vida gris y deshumanizado que se imponía a la juventud de los ’60 bajo el pretexto de los sin duda sagrados valores de la sociedad argentina. El groove rockerísimo de la canción se sostiene sobre una pared sonora edificada por el Bondo en voz, Pappo en guitarra con wah-wah, David Lebón en bajo y el propio Martínez en batería, sólo una de las incontables formaciones de La Pesada.   

La agrupación, un curioso y creativo colectivo musical nucleado alrededor de Billy Bond, produjo grandes discos propios y algunas excelentes obras solistas de sus tantos integrantes, de Kubero Díaz a Alejandro Medina y de Jorge Pinchevsky a Lebón y Claudio Gabis, además de servir de banda de apoyo para el debut de… Sui Generis.  

 

“Algo ha cambiado”, Pappo’s Blues, 1971

 

Un riff incandescente relampagueando en una tormenta de electricidad, una letra entre alucinada y zen (“por favor, déjenme / o voy a enloquecer / no soy quién para ser / todo lo que soy”), un descomunal solo de guitarra… Con ustedes, Norberto Napolitano, Pappo, El Carpo, ya un veterano de bandas como Los Abuelos de la Nada, Los Gatos y hasta (muy brevemente) Manal, acompañado en la primera formación de Pappo’s Blues por los futuros peces hidrófobos David Lebón en bajo y Black Amaya en batería. Jimi Hendrix Experience, Led Zeppelin y Black Sabbath pasados por las esquinas de La Paternal ¡y cómo! El rock argentino ya tenía su primer héroe de la guitarra.

 

“Blues de Cris”, Pescado Rabioso, 1972

 

Tras disolver Almendra, romper con el primer gran amor de su vida, armar y desarmar varios proyectos, perderse casi un año en los meandros del reviente porteño e irse de viaje a Brasil, Estados Unidos y Europa con dos novias, una francesa y otra vietnamita, Luis Alberto Spinetta decidió exorcizar esa época de su vida con una banda nueva, Pescado Rabioso, junto al citado Amaya y al guitarrista reconvertido bajista Bocón Frascino, a quienes más adelante se integrarían el tecladista Carlos Cutaia y el omnipresente Lebón, que remplazó a Frascino.

 

Pescado Rabioso fue la catarsis poética y existencial de ese crudo momento de Spinetta, del rock argentino y de la nación misma, agitada por una larvada guerra civil entre el gobierno militar y la insurgencia de izquierda que servía de ariete para alcanzar el deseado retorno de Perón. Entre su mente “colgada como un árbol” y “la voz de Cris [que] me llega y no cesa”, la guitarra de Spinetta teje momentos inolvidables de un blues fracturado y doliente. Comenzaba así un período maldito de la poética de Spinetta… y uno de los más brillantes de la historia de nuestro rock.  

 

“Eiti Leda”, Serú Girán, 1978

 

Una melodía perfecta y una letra melancólica y vagamente tanguera, más cuatro grandes instrumentistas, bellos arreglos de voces y una orquesta para darle al viejo tema “Nena” de Sui Generis el desarrollo épico que carecía en su origen. Surgido de las cenizas calientes del rock sinfónico, Serú Girán era una banda de canciones pop con una paleta estilística que iba del jazz-rock a la balada para piano y del tango a aires de música popular brasileña, con esporádicas y bienvenidas efusiones rockeras. En “Eiti Leda” hay un poco de todo eso, hasta un megalómano final sincopado de ópera rock que parecía preanunciar que esa banda estaba dispuesta a llevarse el mundo por delante. Para la Argentina de 1978, tal vez era demasiado: Serú Girán no terminó de conquistar incondicionalmente al público sino hacia 1980-81, sirviendo a la vez de inmejorable plataforma para el despegue de la carrera solista de Charly García.

 

“Wadu Wadu”, Virus, 1981

 

Cuando el rock argentino se estaba convirtiendo en una especie de hermano tonto del jazz y la fusión, apareció en su rescate una banda de La Plata que apelaba a recuperar el goce físico de la música, sin por ello desdeñar la inteligencia. “Wadu Wadu” es un tema furiosa y contagiosamente bailable, con una letra que acompaña esa invitación a ponerse en movimiento y apostar a la vitalidad aún en medio de aquellos días oscuros (“me estás pasando tu horrible depresión / estás muy tensa, perdiste la razón / Los días pasan, y seguís siempre igual / voy a sacarte del nivel en que estás”). El tema de Julio y Federico Moura se editó un tiempo antes de la primavera democrática de 1983, y sirvió para prepararle el camino a ese pop rock que tan bien se maridó con los nuevos aires de libertad que comenzaban a soplar.

 

“La rubia tarada”, Sumo, 1985

 

Cuando todo era pop bailable y descomprometido para clase media, Sumo apareció en la escena porteña como el protagonista de la canción, mirando con ojos forasteros a las pistas de baile, preguntándose qué había de divertido en esa autoparódica frivolidad y volviéndose a la esquina, a “tomar unas ginebras” con la gente que miraba la fiesta de afuera. En esa irrupción, Sumo inventó la imaginería suburbana y marginal del rock de la década siguiente… aunque Sumo era mucho más que un mero precursor del rock chabón. Reggae, funk, tecno, disco, baladas brumosas, punk, rocks anfetamínicos: la banda liderada por Luca Prodan era un grupo de músicos que habían curioseado en todas las bateas que pudieron… y se notaba.

 

(Hay una trampita aquí porque, en 1983, antes de “Divididos por la felicidad”, Sumo lanzó una tirada de unos cuantos casetitos de “Corpiños en la madrugada”. De todos modos, ese casete pasó bastante desapercibido en su momento, y no sería lanzado en CD sino recién en la década del ’90). 

 

“Barbazul versus el amor letal”, Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, 1985

 

Con una poética deudora de la ciencia ficción y el surrealismo enriquecida por un vistoso argot muy porteño, un abordaje del rock y el blues que fue mutando según las modas sin resignar personalidad y una visión contracultural del rock y la sociedad, la banda de esa inasible y proteica inmanencia llamada Patricio Rey enamoró inmediatamente a la intelligentzia joven de Buenos Aires y La Plata , antes de convertirse en fenómeno masivo con el comienzo de los ’90. El disco “¡Gulp!” pagaba tributo a la época con un leve barniz pop que daba un nuevo brillo a viejos y festivos rockitos de la época heroica de la banda, allá por el cambio de década: la versión original de este tema tenía un cariz marcadamente blusero, que recuperó para el (¡falso!) disco pirata en vivo “En directo”, de 1992.

 

“Ella vendrá”, Don Cornelio y La Zona , 1987

 

Con una producción pasteurizadora de Andrés Calamaro de la que el cantante y compositor Palo Pandolfo siempre abjuró, Don Cornelio debutó con un gran disco, abrasivo en lo musical y oscuro y denso en lo letrístico, y el primer tema de esa placa es un fiel ejemplo de esa propuesta. La mujer futura es aquí la redentora de la soledad, una figura materna sexualizada que evoca al mito edípico como también hace, más explícitamente, otro gran tema del disco como “El rosario en el muro”.

 

Para quienes valoran al rock como experiencia contracultural de vida, la masividad es otra de las formas de fracaso: la banda decidió esquivarla eligiendo conscientemente el suicidio comercial, tras asustarse de un éxito inicial fulgurante. Don Cornelio y La Zona podría haberse afirmado como uno de los Grandes Nombres del rock de esta parte del mundo de fines de los ’80: aquellos rockers que viven encerrados en su mansión pueden dar testimonio de si ello vale la pena.

 

“D-generación”, Babasónicos, 1992

 

“Porque a mi generación / no le importa tu opinión / porque a mi generación / algo le pasa”. ¿Está claro, no? Si toda nueva generación artística adquiere su identidad matando a su padre (o al menos a su hermano mayor, la generación previa, o al menos a los críticos pertenecientes a la generación previa) debe haber pocas canciones que lo dejen tan en claro como este hit del álbum debut  de la banda de Lanús, "Pasto", que en su muy creativa primera década de existencia apenas dejó estilo musical sin revisitar.

 

“Escafandra”, Peligrosos Gorriones, 1993

 

A comienzos de los ’90, apareció en Argentina una camada de grupos nuevos que prometían comerse cruda la década recién inaugurada: Babasónicos, Los Brujos… y los platenses Peligrosos Gorriones. Tras una década de pelearla, Babasónicos se hizo un lugar bajo el sol a comienzos de siglo, mientras que Los Brujos y la banda de Francisco Bochatón se quedaron en promesas. Lo de Los Brujos ya mereció una nota en estas mismas páginas; lo de los Gorriones es otro de los misterios de los ’90 cuya explicación suele pasar por los cambios sociológicos del público de rock en años en que la sociedad se desintegraba. Por lo pronto, este delirante temazo poguero, producido por Zeta Bosio, dejaba con ganas de más. 

ADENDA

Si la lista hubiera incluido más de diez temas, hubieran podido entrar: “La balsa” (Los Gatos), “El oso” (Moris), “Tema de Pototo” (Almendra), “Azúcar amarga” (Vox Dei), “Yo vivo en esta ciudad” (Pedro y Pablo), “Canto” (Aquelarre), “Canción para mi muerte” (Sui Generis), “Todo es rock” (Kubero Díaz), “Hombre de mala sangre” (David Lebón), “Hombres de hierro” (León Gieco), “Estado de coma” (Invisible), “Bubulina” ( La Máquina de Hacer Pájaros), “Suéltate rock and roll” (Polifemo), “Adondequiera que voy” (Cantilo & Punch), “Yendo de la cama al living” (Charly García), “Del ‘63” (Fito Páez), “Perdiendo el contacto” (Fricción), “Canción del cronopio” (Los Brujos), “A los ojos” (Los Rodríguez), “El tiempo no para” (Bersuit Vergarabat), “Amor amarillo” (Gustavo Cerati).

 

Otras canciones inaugurales de bandas o solistas importantes, que considero están un escalón abajo: “Qué pena me das” (Manal), “Rosemary” (Litto Nebbia), “Lo veo en tu ojos” (Arco Iris), “Castillo de piedra” (Luis Alberto Spinetta), “Sombra fugaz por la ciudad” ( La Cofradía de la Flor Solar ), “Padre sol, madre sal” (Color Humano), “Amenábar” (Spinetta Jade), “Ruedas de metal” (Riff), “No te enamores nunca de aquel marinero bengalí” (Los Abuelos de la Nada ), “Jugando hulla-hulla” (Los Twist), “Jet set” (Soda Stereo), “Fabio Zerpa tiene razón” (Andrés Calamaro),“Voz sin sentimiento” (Los Fabulosos Cadillacs), “Diabólico plan” (Pappo), “Movamos” (Ratones Paranoicos), “Camarón Bombay” / “Che qué esperás” (Divididos), “Yo sabía” (Los Auténticos Decadentes), “Comenzá a correr” (Los Súper Ratones), “Jubilados violentos” (Illya Kuryaki & The Valderramas), “Llevátelo” (Los Piojos), “Somos los mismos de siempre” ( La Renga ), “Corderos de la noche” (Las Pelotas), “Diferentes maneras” (Massacre), “Dale salida” (Los Siete Delfines), “La cruzada del hombre” ( La Portuaria ), “Rompe el alba” (Pez), “Abajo en la ciudad” (Los Visitantes), “La gorda Montero” (Los Tipitos), “Suena el timbre” (Estelares).

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