M, EINE STADT SUCHT EINEN MÖRDER
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Completamente paranoico, se escabulle en un desván, mientras todo el bajo mundo de la ciudad rastrea todos los recovecos posibles. |
Finalmente es atrapado y, envuelto en una alfombra, es llevado al lugar donde será juzgado, una fábrica abandonada convertida en aguantadero de criminales y prostitutas, quienes son jueces y jurados. |
El líder de los rufianes le muestra una fotografía de Elsie, dando comienzo a la acusación. |
Incluso el vendedor ciego de globos presta declaración, reconociendo al sospechoso como el verdadero asesino. |
Hacia el final, acosado por la verdad, el asesino vocifera su amarga confesión. Pero la muchedumbre, lejos de compadecerse, comienza a clamar el inmediato linchamiento. La policía, informada de la ubicación de la fábrica, llega en este instante. |