Flash Gordon
(1980)

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Flash Gordon no fue el primer de los cómics de aventuras futuristas. Antes que este personaje, el público norteamericano conoció a Buck Rogers (aparecido en 1929) y a Brick Bradford (1933). Pero fue Flash el de mayor estatura y proyección mediática. Flash Gordon apareció como tira dominical en enero de 1934 y a partir de ese momento nada fue igual. El principal valor de la tira no era el nudo argumental (acerca de la lucha del héroe contra su sempiterno enemigo Ming), sino el dibujo de Alex Raymond (1909-1956), que poblaba sus viñetas de héroes épicos, princesas semidesnudas, palacios fantásticos y escenas propias de historias de capa y brujería medieval. El personaje perduró largamente a la muerte de su autor, tanto en su medio original como en la pantalla del cine y de la TV.

Luego de varios seriales y una serie de TV, el Flash de la pantalla ya no se identificó tanto con ese entorno épico, sino con las aventuras de las llamadas "películas en episodios". Producidas por Universal entre 1936 y 1940, los seriales de Flash se convirtieron en verdaderos arquetipos del género, y cuando George Lucas, a mediados de los '70, se propuso hacer una película inspirada en los seriales, quiso rodar una versión de Flash Gordon. Razones presupuestarias y de derechos de propiedad intelectual lo obligaron a crear sus propios personajes y a lanzar (con gran fortuna, como el tiempo reveló) su propio serial fílmico: STAR WARS (La Guerra de las Galaxias-1976). Poco después fue el productor Dino de Laurentiis que anunció su intención de filmar una versión de Flash Gordon, para lo que contrató al director Nicolas Roeg, al guionista Michael Allin y al novelista Frank Herbert, autor de ciencia ficción reconocido por su saga de "Duna". Faltaba poco para iniciar el rodaje, cuando el productor, no contento con el guión y los diseños artísticos, despidió a todo este personal, diciendo: "esta no es la película de Flash Gordon que yo quiero hacer. Gracias y adiós."

De Laurentiis contrató entonces a su conocido Lorenzo Semple Jr., con quien ya había trabajado en la desafortunada KING KONG (1976). Semple Jr. tenía en su haber la serie BATMAN (1966), así que, en el mejor de los casos, esto indicaba que el productor no quería dar ningún tinte profundo o pretencioso a su película, sino volcarlo, quien sabe cuanto, hacia el 'camp', una muy delgada región artística cuyo límite con el ridículo algunas veces es difícil de precisar. También contrató a Danilo Donatti, figurinista de las películas de Federico Fellini, para que se encargase del diseño de producción, faz vital, ya que no quería dejar de impregnar la película del espíritu de esas viejas viñetas de Alex Raymond. Por último, De Laurentiis reemplazó a Roeg con Mike Hodges, director que supuestamente iba a rodar la segunda parte de Flash Gordon.

Finalmente en enero de 1979, y con un presupuesto de 20 millones de dólares (terminó costando el doble de esa suma), se inició el rodaje, que podría ser definido como una Torre de Babel, debido a las varias nacionalidades (e idiomas) tanto de los actores como de los técnicos. Estrenada en 1980, la película terminada distó mucho de ser un hito en la historia del cine, sin embargo tuvo varios logros, algunos tal vez, casuales. Para empezar, la narrativa se mantuvo en los moldes ya vistos en el serial de 1936, con acción y aventuras permanentemente sazonando la pantalla, sin reparar mucho en lógica ni buscar

Suponemos que Hodges habría querido mostrar efectos especiales que pudieran competir con la STAR WARS de Lucas o THE EMPIRE STRIKES BACK (El Imperio Contraataca-1980), pero el resultado final fue muy otro. Sin embargo estos efectos especiales semi-deficientes (con fuertes líneas oscuras en torno a los personajes) refuerzan el lazo con el viejo serial y con el aroma 'kitsch' de la película.

La parte visual de la película es un completo triunfo, con esos tonos de rojo, naranja y amarillo que casi hieren la vista del espectador en las escenas del palacio de Ming. La cámara del director Hodges por alguna razón, permanece muy estática y esto proporciona al filme un tono teatral que a la vez que es un anacronismo, da un tono inusual al desarrollo de la trama. Algunas de las escenas con trucos, tienen un aura poética, como la del ataque de los hombres de los Hombres Halcón. El efecto anacrónico se refuerza con la presencia de algunas canciones del grupo Queen.

El trabajo actoral más importante es el de Max Von Sydow, que incorpora un Ming de antología. Sydow imprimió pequeños toques de humor negro en sus diálogos, sutilezas que están muy por encima de los protagonistas principales, Sam Jones como Flash y Melody Anderson como Dale Arden. Los secundarios están en su mayor medida correctos (Ornella Muti, Timothy Dalton) o bien soberbios (Brian Blessed, exhultante de energía, y Peter Wyngarde). Mención aparte para Topol y su sobreactuado Prof. Zarkov.

"¿Por qué quiere destruir la tierra?" le preguntan al malvado Ming. Y este responde "¿por qué no?" El sentido de la película, a veces ingenuo y 'camp', a veces poético, roza ambas regiones, y, si bien ha sido criticada con fuerza y descalificada, posee valores similares al los tan mentados seriales y a la misma serie televisiva de Batman. Para una reflexión posterior quedará precisar si estos valores fueron buscados o casuales.

Dino de Laurentiis presenta FLASH GORDON
En la Tierra hay portentos naturales que fuerzan al avión en el que viajan el jugador de futbol Flash Gordon (Sam Jones) y la periodista Dale Arden (Melody Anderson) a realizar un aterrizaje forzoso.
Descienden en el patio trasero del laboratorio del Dr. Zarkov (Topol), quien les convence de viajar al Planeta Mongo.
Aterrizan en el Planeta Mongo, pero son capturados por las tropas imperiales.
Luego de lo cuál son conducidos ante el Emperador Ming el Implacable (Max Von Sydow).