Antes de la ciencia-ficción metafísica-poética
de BLADE RUNNER (1982) de Ridley Scott; antes de la ciencia-ficción
metafísica-filosófica de 2001: A SPACE ODISSEY (2001:
Odisea del Espacio-1968) de Stanley Kubrick; antes de todo, estuvo THE
INCREDIBLE SHRINKING MAN (El Increíble Hombre Menguante-1957)
de Jack Arnold, una película que en medio de un momento difícil
para tal objetivo, logró dejar sentado que la ciencia-ficción
cinematográfica también podía dar cabida a temas
profundos y ambiciosos.
De donde venía Jack Arnold
Jack Arnold, el director de la película, había comenzado
a fines de los '40, a dirigir documentales para el Departamento de Estado,
las Fuerzas Armadas y la industria. Uno de estos filmes, WITH THESE
HANDS (1949), le significó una nominación al premio de
la Academia. En tal circunstancia Arnold ingresó a Universal
Pictures bajo contrato, encargándosele un policial menor titulado
GIRLS IN THE NIGHT (1953). Su segunda película le permitió
ingresar al género fantástico. Se trató de IT CAME
FROM OUTER SPACE (Llegaron de Otro Mundo-1953) y su fuente fue un cuento
de Ray Bradbury. La película llamó la atención
además de por su trama metafórica (un grupo de extraterrestres
trata de adueñarse de un pueblo norteamericano), por proyectarse
en el novedoso sistema de 3-D. Luego de otro policial, THE GLASS WEB
(El Crimen de la Semana-1953), Universal acertó en otorgarle
a Arnold preferentemente proyectos de ciencia-ficción. Con CREATURE
FROM THE BLACK LAGOON (El Monstruo de la Laguna Negra-1954), que narraba
el hallazgo de un monstruo mitad hombre mitad pez, logró asentarse
como el más capacitado director fantástico del estudio,
y a eso no solo contribuye los rubros técnicos y el ingenio en
la utilización del presupuesto, sino también el clásico
esquema narrativo de 'la bella y la bestia'. A partir de ese momento
Arnold comenzó a saltear policiales o westerns con filmes de
género. Uno de estos fue TARANTULA (Tarántula-1955), en
la que a través del ataque de una araña gigante, trató
el tópico del gigantismo, ya visto anteriormente en THEM! (La
Humanidad en Peligro-1954) de Gordon Douglas. Con este precedente, invirtió
la fórmula y pasó a la película que nos ocupa.
El increíble fenómeno que se encoge
Tomando
como base una novela de Richard Matheson titulada "The Shrinking
Man" (fue su segunda novela), el propio Matheson fue quien procedió
a adaptarla (había pedido como condición para la venta
el encargarse de la adaptación), según las convenciones
del cine de la época, suprimiendo partes subidas de tono y dando
un orden cronológico al relato de Robert Scott Carey, el increíble
fenómeno que se reduce. La historia también tuvo retoques
del propio director, que imprimió algo de sus convicciones religiosas
y filosóficas en el desenlace. La película nos muestra
la vida tranquila y descansada de Scott Carey, un joven hombre de negocios
(Grant Williams) y Louise, su esposa (Randy Stuart), que disfrutan de
una tarde al sol a bordo del yate del hermano de Scott. En un momento
en que la esposa baja a por cerveza para su marido, una nube radioactiva
cruza el bote (a pesar que no se advierte ningún tipo de viento).
Seis meses después Scott nota que su ropa le queda grande y una
visita al médico le confirma que se ha achicado algunos centímetros
y ha perdido 4 kilos. A partir de ese momento, Scott no detendrá
su decrecimiento (salvo en un breve momento, en que un médico
logra retardar el proceso), y a medida que más pequeño
se hace, aumenta su grado de alienación con respecto al entorno
antes normal y seguro del hogar.
Camino a la nada
Tal
vez en su época haya sido recibida como uno más de los
filmes de ciencia-ficción que por entonces eran bastante populares.
A primera vista la película podría ser confundida con
una más sobre aventuras de seres humanos miniaturizados, como
la posterior ATTACK OF THE PUPPET PEOPLE (Ataque Diabólico-1958),
de Bert I. Gordon. Pero en realidad la saga de Scott Carey es menos
una aventura en el término físico de la palabra que una
evolución metafísica. En la primera media hora de película,
Carey se nos es presentado como un marido amante, para quien su esposa
implica también algo de contención materna. En un primer
momento los pantalones que le van grandes parecen significar una pérdida
de peso, dolencia de Scott es un trastorno que perjudica su imagen.
Louise, en su intención de engordarlo, le dice que le prepará
tantos pasteles y dulces que volverá a ser un niño. Claro,
el decrecimiento de Scott no se trata de una mera pérdida de
peso, sino también de altura. Los médicos consiguen explicar
el proceso que está sufriendo Scott: sus huesos, sus músculas,
toda su estructura molecular está mutando. Un galeno (Raymond
Bailey) sugiere que la nube radioactiva fue el polvorín y que
un camión de fumigación prendió la mecha. Luego
de la visita a la clínica, Scott y Louise conversan fuera, en
el auto. Él comienza a dar indicios de su próximo sentido
de autocompasión. Le sugiere a Louise que hay límites
en los deberes de la esposa y, previendo que el decrecimiento continúe
su marcha, llegará un momento en que tal vez ella no quiera seguir
a su lado. Tal simple táctica de probar los sentimientos de su
esposa no da resultado, y Louise le dice que lo seguirá amando,
que los médicos encontrarán la solución y que mientras
él tuviera la alianza matrimonial, que ambos seguirían
unidos. Acto seguido Scott intenta poner en marcha su automóvil,
y el anillo se cae al piso.
Psicología de un hombre encogido
Scott mide escaso metro de altura y una inyección ha logrado
detener el decrecimiento. Está encerrado en su casa, convertido
por propia voluntad en un fenómeno publicitario. Ahí aflora
el tirano (o el niño malcriado), y en su pequeñez Scott
ataca a Louise con el discurso autocompasivo. Está irritable,
tiránico, en lo que suponemos es la crisis resultante de la ausencia
del sexo con su mujer, en la falta reiterada de una vida normal. A la
siguiente noche Scott sale a dar un paseo y el azar quiere que conozca
a Clarice (April Kent), una joven liliputiense que trabaja en un espectáculo
de feria. Ella le hace ver que la vida no es tan mala midiendo un metro.
Es más, ella se ha dado cuenta de la crueldad del ser humano,
de la indiferencia, de la discriminación contra el diferente.
Scott ve una nueva luz en su vida, y vuelve sobre la escritura de un
libro sobre su drama. Pasa un tiempo, en el que suponemos sin verlo,
que Scott ha estado viéndose con la joven Clarice, y el proceso
se pone en marcha de nuevo. Scott se achica más y huye del contacto
de la joven artista (no nos cuesta mucho especular
que la huida está motivada por la imposibilidad de dominio físico
sobre su nueva amante). Su nueva etapa es la vida en una casa de muñecas,
donde Scott ya no tiene contención de ningún tipo y, a
pesar que su esposa se consagra a su cuidado, se ha convertido en un
ogro y la trata como si fuera una esclava. Es Butch, la mascota de la
casa, quien cambia la situación y da un giro de 180º a la
trama. Persigue a su antiguo amo como si se tratara de un ratón
y la presa cae en el sótano, donde, a salvo del gato, debe ingeniarse
para sobrevivir. Aquí da fin la primer media hora de película,
un prodigio de ritmo y consición narrativa, donde nos queda bien
en claro el proceso de Scott, pero no solo el físico (su decrecimiento
de 1,80 a 10 cm), sino al afloramiento de abismos psicológicos
que en su talla normal son meros atisbos.
Scott se encuentra a sí mismo
La segunda mitad de la película es la más apasionante
y es, en verdad, la más auténtica de la película.
En la primera parte vimos como las preocupaciones de Scott eran, primeramente,
el aspecto, luego la salud. Más tarde, el Scott del tamaño
de un enano, que busca compañía, apunta al tema social.
Cuando vive en la casa de muñecas comienza a tomar conciencia
de su irracional trato hacia Louise y se arrepiente, aunque no puede
evitar ladrarle cuando ella va a hacer las compras. En el sótano
de la casa, el Scott diminuto debe utilizar los medios a su alcance
para sobrevivir. Ya no se trata de la contención, del entorno
social, de sexo, de machismo o de complejo de Edipo. Ahora es la supervivencia,
y Scott utiliza una caja de fósforos como refugio, una gotera
en el termotanque como suministro de agua y un alfiler como espada.
Una araña es su único rival en ese lugar. Por supuesto
Scott irá achicándose, y si pretende seguir con vida,
debe eliminar a la bestia antes que sea tan pequeño que no pueda
luchar. La película pasa entonces de ser un resumen de la afección
de Scott a ser un documental sobre la aplicación del ingenio
humano al nuevo y alucinado entorno. Pasamos largos minutos viendo como
Scott trata de tomar el queso de una ratonera, o como trepa por unas
cajas de madera.
La lucha final
La araña lo ataca, y Scott se salva ocultándose en el
interior de la caja de fósforos. Es la hora de la lucha final,
la última y única lucha de Scott por la supremacía
en ese lugar. Y conduce todos sus esfuerzos en prepara un plan, munido
de elementos que lo rodean. Con hilo, un alfiler y unas tijeras prepara
una trampa, que falla olímpicamente. Y es con la fuerza bruta
y la desesperación con la que Scott derrota al monstruo. Ya cerca
del final de la película, Scott deja de tener hambre. Su vida
ha cambiado tanto, y reflexiona, en un tamaño milimétrico,
observando la inconmensurabilidad de la noche astrífera, que
si él sigue con vida, debe querer decir que la Creación
no tiene límites humanos. Es un momento de auténtica ciencia-ficción:
un ser humano que observa el auténtico micromundo y abandona
el antropocentrismo natural de la Humanidad (tal vez para incorporar
un nuevo antropocentrismo del ser humano encogido). Scott, que ha desaparecido
en lo infinitesimal, pero logra seguir vivo y razonando sobre su propio
estado, sabe que seguirá su camino hacia un eventual mundo molecular.
El final (con un marco musical acorde a la situación) es uno
de los momentos más importantes del cine fantástico de
la década, a la vez que de gran fuerza poética: es Scott
levantando la vista al cielo y con su voz en off concluyendo que "para
Dios no existen ceros." Vista en retrospectiva, es un interesante
precedente (también desprovisto de pretenciones) del clímax
metafísico de la nombrada 2001 de Kubrick. El ser humano se encuentra
a sí mismo.
Universal Pictures Presenta
El Increíble Hombre Menguante
Robert Scott Carey, comienza a narrar su propia
historia, que se inicia a bordo de un yate..
Scott convence a su esposa que le traiga una
cerveza.
Cuando esta se retira, una extraña niebla
se acerca al bote.
Scott toma contacto con la extraña niebla
luminosa.
Seis meses después, Scott nota que el
pantalón y la camisa le quedan un poco grande.
Acude al médico y le confirma que mide
1,76 mt., aunque Scott afirma haber sido más alto.
Unas radiografías convencen al doctor
de que Scott está perdiendo peso y altura, o sea que se está
achicando.
Enviado a un instituto especializado, descubren
que Scott está sufriendo una modificaión de su estructura
molecular.
Scott es despedido de su trabajo y decide dar
publicidad a su caso para obtener algún dinero.
Su esposa le informa que está intentando
conseguir una línea telefónica que no figure en guía.