Arriba: En la escena del terremoto los protagonistas aguardan los efectos
en una oficina del campamento de Hendron. Junto a la puerta está
el Dr. Drake, prometido de Joyce. A la izquierda, detrás de un
armario que se derrumba, están Joyce y Dave, que, ante el peligro,
se abrazan. Cuando se corta la luz (abajo), Drake prende su linterna y
enfoca los rostros de la pareja. De esta manera ve por fin, de manera
literal y metafórica, lo que antes no veía a la luz del
día: ya no es el dueño de los sentimientos de su prometida.
Hay algunas escenas realmente memorables. En la secuencia del paso
de Zyra por las cercanías de la órbita terrestre, la Tierra
se ve sacudida por marejadas y terremotos. Y la pantalla nos muestra
una selección bastante depurada de catástrofes que, en
contra de la costumbre para estos casos, no consiste en escenas de stock
footage sino que son filmaciones de maquetas y miniaturas de gran verosimilitud
para la época. Aún hoy en día compiten bien frente
muchas de las películas que optan por la utilización de
imágenes generadas por computadora.
Pasada
esta instancia, los sobrevivientes tratan de suministrar ayuda humanitaria
a aquellos que quedaron aislados. De esta manera los dos pretendientes
del corazón de Joyce (Dave y el Dr. Drake) suben a un helicóptero
para entregar medicinas y víveres a un campamento de la Cruz
Roja. En el camino pasan por lo que supo ser la ciudad de Nueva York,
ahora completamente inundada. No es la primera vez que el cine muestra
a una Manhattan bajo las aguas, pero si es la más impresionante
(y de la que muchas películas posteriores hicieron eco). Más
adelante, y faltando pocos días para la llegada de Bellus, que
aniquilará los restos del planeta Tierra, se realiza el sorteo
que decidirá quienes serán los afortunados 40 que tripularán
la nave. La idea es perfectamente lógica, aunque no todos serán
sorteados. Algunos tienen aseguradas sus plazas en la nave. Como ya
se dijo antes, Stanton ocupará una plaza (él y su silla,
claro está). El Dr. Hendron, como líder del proyecto,
también ocupará una butaca. Debido a cierta carencia de
ética, Joyce, su novio y Dave tampoco serán sorteados,
ya que también viajarán en la nave. En este momento se
suma un nuevo drama al conjunto. Hay una pareja de jóvenes, un
chico y una chica, que son novios. Ambos son sorteados, pero, cuando
se publican los números ganadores, se enteran que él irá
en la nave, pero ella no. Amargado, él decide sacrificarse y
rechaza su número de la suerte, devolviéndolo al Dr. Hendron.
Mientras Stanton advierte sobre que, llegado el momento, los afortunados
que viajen deberán defender sus lugares con armas, el asistente
de Stanton, Ferris, toma un arma y amenaza a los demás, diciendo
que él viajará en esa nave por más que tenga que
matar al resto. Ferris escupe todo el odio que ha venido sembrando por
su patrón durante los últimos años. La situación
la resuelve, de manera expeditiva, el propio Stanton, bajando al amenazante
Ferris de tres disparos (Stanton también estaba armado, por lo
visto). El incidente, que sirve para afianzar las palabras del propio
Stanton, no deja de recordar al espectador actual una escena similar
en la película HANNIBAL (2001) de Ridley Scott, en la que un
médico intenta asesinar a un tirano en silla de ruedas al que
ha estado sirviendo durante varios años.
Desenlaces
Sobre
el final, entre terremotos y vientos huracánidos, tiene lugar
el desenlace del principal drama de la película, el que tiene
como antagonistas a Stanton y Hendron. Ambos se aprestan a abordar la
nave. Está todo listo para el despegue, y la turba de amotinados
trata de traspasar el alambrado que separa el campamento de la rampa
de despegue. Traicionando a quien patrocinó la construcción
de esta moderna Arca de Noé, Hendron conduce la silla de Stanton
fuera de la rampa de acceso a la nave, y le explica: "No vamos
a abordar la nave, Stanton. Ud. tenía razón sobre la naturaleza
de los hombres. Pero ahora vamos a sacrificarnos, porque el nuevo mundo
será de los jóvenes." Stanton se pone como loco y,
en un esfuerzo sobrehumano, se para de la silla. Acto seguido se observa
a sí mismo: ¡Está parado y trata de acercarse a
su salvación! Pero es demasiado tarde, y la nave inicia su ascenso.
El resto de los conflictos se resuelven de manera pueril, con Drake,
reconociendo la realidad de su fracaso en el amor y ayudando a que Dave
se reuna con Joyce en la nave (claro, Drake tiene asegurada su vacante
como tripulante y no le cuesta nada quedar como un caballero frente
a los enamorados, pero... ¿qué habría pasado si
lo que se jugaba no era el amor de Joyce sino un puesto en la nave?).
La parejita joven
también aborda la nave y se salva, e incluso viaja un niño
pequeño y su perra (que al llegar a destino ha tenido cachorritos,
lo que es un símbolo bastante claro de que el final es feliz).
Felizmente, la película no hace mucho hincapié en estas
subtramas menores, ya que la acción es presidida siempre por
las constantes intervenciones de Stanton. El cénit dramático
del filme entero sobreviene en el momento en que el viejo se levanta
de la silla (tal vez Kubrick homenajeó esta secuencia en su DR.
STRANGELOVE). Por eso decir que la fuerza dramática de la película
reposa en el personaje de John Hoyt no es ningún despropósito.
¿Será que el suyo representa el carácter egoísta
del Ser Humano? Así como Jesús, que se redime en la cruz,
para seguir cerca con la Biblia, ¿es descabellado pretender que
Stanton se redime con este milagro? Stanton, que financió por
motivos egoístas la salvación de la Humanidad, que predijo
los desmanes, que fue chantajeado, termina traicionado por Hendron y
pierde su salvación. ¿No es este suficiente motivo como
para curarse de su parálisis?
En el nuevo mundo
Cuando los sobrevivientes de la hecatombe llegan al Nuevo Mundo, se
abren las escotillas y no solo que hay aire y que este es respirable,
sino que el paisaje que se les presenta parece salido de la portada
de un disco de Awankana. Por más que uno suponga que la intención
del director fue ofrecer una imagen de "Nuevo Edén",
la impresión es que los protagonistas llegan a un mundo irreal.
¿Los planetas que no tienen injerencia del Hombre son así
de edénicos? ¿Es esta irrealidad una metáfora del
nuevo principio, un comienzo desde cero, sin tecnología, sin
otra cultura más que la transportada en la nave? Y respecto de
este nuevo comienzo, la película, a pesar de ser de una época
social y políticamente difícil, tiene un mensaje sabrosamente
incorrecto. Por empezar, todos los integrantes de la nave son de raza
blanca: ¿Es esto para eliminar futuros problemas raciales? En
varias escenas se menciona que en "otros países también
se están construyendo naves", pero, visto y considerando
el dineral que costó armar una sola (empresa que solo pudo ser
afrontado por un conglomerado de magnates), se hace difícil suponer
que una nave brasileña, argentina o incluso española,
pudieran llegar al nuevo planeta. Otra cuestión incorrecta es
la inacción del gobierno norteamericano. La película parece
indicar que la salvación de la Raza Humana se debe a la iniciativa
privada, cuestión factible y probable. De hecho, en la mencionada
DR. STRANGELOVE (Dr. Insólito-1964) del gran Kubrick, un grupo
de poderosos planea su propia preservación del holocausto nuclear.
En general, el cine tiende a mostrar que todos los empresarios son como
nuestro ya querido Stanton. Pero hay otros empresarios, que son los
inversores del instituto de Hendron, que ofrecen su dinero y parecen
preferir afrontar la muerte junto a sus respectivos seres queridos.
Otros clichés rotos son el del científico excéntrico,
que pierde noción del entorno con tal de cumplir sus planes (todos
los científicos que aparecen en la película tienen los
pies en la tierra) y el de la mujeres ineptas, que en el cine de ciencia-ficción
suelen ser tomadas como generadoras de errores o situaciones insalvables
para los protagonistas masculinos (la Joyce Hendron no solo no provoca
ningún desmán, incluso no llora por el autosacrificio
de su padre).
Dave y Joyce (Richard Derr y Barbara Rush) encaminándose hacia
un cuadro con pintura matte que representa el Nuevo Mundo
Conclusión
Hoy día, a medio siglo del estreno de este filme, con el anuncio
de una nueva versión, de la mano del inefable Steven Spielberg,
se plantea el temible interrogante de si estas interesantes cuestiones
ideológicas estarán presentes en la trama. El mundo ha
cambiado varias veces desde 1951, pero el espíritu humano no
y las aristas oscuras del alma, expuestas a través de los Stanton
y Hendron, se mantienen intactas.